DESDE MI PLUMA🖋: 'El Resplandor y el Abismo'.
- Realyvásquez
- 4 ago 2021
- 2 Min. de lectura
—Demuéstralo —le dije con firmeza; apoyé mi cabeza en los nudillos de mi mano derecha, el índice sobre la sien—. Demuéstrame que vales la pena y lo haré. Aprenderé cualquier tontería que me pidas: hablar ruso o despellejar a un hombre, pero solo si me demuestras que vales la pena. —¿No te lo he demostrado ya? —Preguntó alzando las cejas. —No. Me has dejado entrever una parte de ti. Y eso no me basta. —¿Qué dice tu instinto? —Se reúsa a confiar de buenas a primeras otra vez. —¿Tanto daño te han hecho?

—Sí. —Apuré la copa y bebí un sorbo—. No pienso dar el salto hacia un abismo del que no estoy seguro si voy a salir con vida.
—Entonces ahora soy un abismo.
—Eres eso y más.
—Por favor, explícate. Sonreí con picardía.
—Cuando te veo es como si viera un resplandor, y lo único que delimita tu figura es un borde oscuro. Ese borde representa lo único que conozco de ti; el resplandor cegador es todo ese universo tuyo que ignoro. Es un misterio, y ese misterio, a su vez, es un salto al vacío sin paracaídas ni arnés de seguridad. —Pero la luz es buena —se limitó a decir. —Ícaro voló demasiado cerca del sol y murió. ¿Y todas esas personas que llegan a la luz al final del túnel? Misma situación. —Una sentencia de muerte, entonces. Me reí. —¿Siempre te gusta ponerte en la versión más desastrosa de ti mismo? —Yo soy quien hace las preguntas aquí. Así que un abismo… —Pero antes de eso, un misterio.
—¿Qué hay con los misterios? —Dejaron de interesarme cuando el último que intenté resolver me rompió el corazón.
—¿También era un abismo? —Mucho más cegador que el tuyo. —Gracias por el halago. Entonces, no quieres saltar. —Me estoy quemando por hacerlo, porque también te veo como un agujero negro que consume toda mi esencia y me llama a perderme en el caos, pero sé que, si lo hago, pongo en juego más de lo que tú haces, y así no le entro. No voy a arriesgarlo todo por un dandi bonito; no voy a echar a la ruina todo lo que he construido por un poco de frivolidad, por algo que no me asegura estabilidad. Se quedó en silencio, mirándome a los ojos.
—Demuéstrame que vales la pena —repetí, poniéndome de pie—, y entraré en el caos por ti.
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